Won Ju Lim (Corea del Sur, 1968) Actualmente vive en Los Angeles, donde es profesora en la Universidad de California. Su primera exposición individual en España tuvo lugar en 2005  en el Domus Artium, Salamanca. Lim también expuso sus obras de forma individual en espacios como la galería Pilar Parra & Romero (Madrid), el Centro de Arte Contemporáneo DA2 (Salamanca), la galería Emily Tsingou (Londres), o la galería Max Hetzler (Berlín). Asimismo, recientemente ha tomado parte en muestras colectivas realizadas en países como EE.UU., Suiza, Austria, Alemania y Corea.

Lim es otro ejemplo de la rapidez con la que un artista puede hoy hacer carrera internacional. Terminó sus estudios en el Art Center College of Design de Pasadena hace sólo siete años. Su primera individual es de 2000, y desde entonces no ha dado un paso en falso. Trabaja con una prestigiosa galería californiana, y ha mostrado ya su obra en instituciones de tanta solvencia como la Art Gallery de Vancouver o la Kunstlerhaus Bethanien. Estuvo entre los agraciados por Taschen en su Art Now, y la influyente revista británica Contemporary la incluyó el año pasado en su número especial Sculpture, con lo que se puede dar por seguro su éxito crítico y de mercado. Debemos felicitar a Pilar Parra por la rapidez con la que ha reaccionado a este interés general por la artista, aunque, en un paréntesis, podríamos también sugerirle que, dada su buena conexión con el Domus Artium de Salamanca, donde en fechas recientes se han organizado individuales de Masbedo, Tim White y Won Ju Lim -artistas con los que trabaja la galería-, se distancie más en el tiempo y en la selección de las obras respecto a las exposiciones institucionales (recomendación que extendemos a otras galerías).


Algunas de las piezas de esta exposición serán reconocidas por quienes vieron la de Salamanca, y aunque se presenta una nueva instalación, lo cierto es que este montaje resulta más pobre que aquél. Y no se trata sólo de la menor cantidad de piezas, o de las dimensiones de los espacios. Estas obras recientes -antes se mostraron junto a otras más “antiguas”- tienden a una mayor austeridad escenográfica. De forma resumida podemos describir las instalaciones de Won Ju Lim como una gran escultura hecha con módulos de plexiglás coloreado (inspirados en modelos de casas prefabricadas) sobre la que se arrojan focos de luz, diapositivas o imágenes en movimiento que crean sombras y proyecciones más o menos distorsionadas en las paredes de la sala de exposición. Esas instalaciones han ido disminuyendo en tamaño y complejidad, perdiendo impacto sensorial y emocional a favor de ambientes más luminosos que acentúan las cualidades escultóricas de las piezas frente a las cualidades cinematográficas o teatrales, y optando por la luz desnuda frente a la proyección de imágenes.

En las fotografías, de igual manera, ha pasado de las oníricas y confusas composiciones de sombras de la serie Memory Palace a espacios más ordenados y racionales. El resultado es en conjunto más minimalista y más seco. La insistencia en los colorines y los plásticos la sitúa a un paso del escaparatismo, mientras que se aleja de ese discurso sobre la porosidad de la memoria, la ilusión y el espejismo con el que se ha arropado su obra. No obstante, la capacidad de absorber al espectador sigue presente en las proyecciones de vídeo que se desdoblan y se enderezan en grandes planchas rojas de plexiglás espejante, atisbando en algo vertiginoso e infernal.